261. ¿LIBIA O LIDIA?
Abrí la puerta del estudio y me encontré con el resto. Clío estaba inquieta, y no era para menos; en sus ojos se reflejaba la confusión de encontrar algo tan inexplicable sobre su propia familia. La abuela, de pie junto a la ventana, parecía más tranquila, pero al mismo tiempo, su mirada estaba cargada de urgencia. Gloria corrió al lado de David con sus hijas, y pude ver que también había llegado mi suegro Martín. —Pueden pasar, ya David está más tranquilo —dije, abriendo la puerta y mirando a Clío, que me miraba intrigada. Al pasar por mi lado, le susurré: —Después te explico. Ella asintió una sola vez. Luego, extendió la mano hacia su abuela, queriendo reconfortarla; era evidente que la abuela estaba muy nerviosa por el modo en que observaba todo a su alrededor. Ella entrecerró los ojos antes de empezar a
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