Ángel no podía dejar de mirar una carta. La había guardado en su bolsillo durante semanas, como si de alguna manera eso lo conectara aún con Coromoto, a pesar de la distancia y el silencio. La carta, aunque arrugada por el paso del tiempo, seguía viva en su memoria. La había leído más veces de las que podía recordar, y aunque ya la conocía casi de memoria, cada vez encontraba algo nuevo que lo tocaba profundamente.Coromoto la había escrito en noviembre, cuando aún el final era incierto entre ellos. No era una simple carta , sino un testimonio de lo que sentía. La letra era imperfecta, con trazos a veces difíciles de leer, pero cada palabra rebosaba sinceridad, y un amor profundo. Sabía que había cometido errores, pero también sabía lo que su corazón le dictaba. Ella en esos meses juntos le había confiado sus sentimientos más puros, su miedo al futuro, su deseo de estar con él, pero también su incapacidad para romper con su vida anterior. Sin embargo, en aquellas palabras, aún
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