MiaLa oficina está en silencio, como siempre. El mismo silencio pesado que hace que mi estómago se revuelque cada vez que paso por esa puerta. El aire acondicionado zumbando suavemente, las luces frías de las lámparas sobre mi cabeza, y la constante presión de ser observada, de estar a la altura de las expectativas de Alexander. Todo parece tan… calculado. Y yo, atrapada en este juego, no puedo evitar preguntarme cuánto más podré soportar.Hoy, sin embargo, hay algo diferente en el aire. Algo más allá de la tensión constante que rodea cada uno de nuestros encuentros. Algo que me hace sentir vulnerable, como si estuviera al borde de caer en un abismo, sin saber si me salvaría o me hundiría.—Mia, ven aquí —la voz de Alexander, grave y autoritaria, interrumpe mis pensamientos.No tengo opción. No me atrevería a ignorarlo. Su tono siempre tiene una forma de arrastrarme, de hacer que todo lo demás deje de importar. Me acerco a su escritorio, mis tacones resonando contra el suelo de mármo
Leer más