AidanEl aroma de la tensión impregnaba la sala del consejo. Cinco pares de ojos me observaban con una mezcla de desconfianza y preocupación mientras permanecía de pie, inmóvil como una estatua tallada en granito. Mi postura era firme, pero por dentro, mi lobo se agitaba inquieto.—Alfa Blackwood —la voz de Marcus, el más anciano del consejo, rompió el silencio—, entendemos que has estado... distrayéndote últimamente.Mantuve mi rostro impasible, aunque sentí cómo mis músculos se tensaban bajo la piel.—No sé a qué te refieres, Marcus.Damien, mi segundo al mando y miembro del consejo, se inclinó hacia adelante con los codos apoyados en la mesa de roble.—Sabes perfectamente a qué nos referimos, Aidan. La humana. Tu vecina.El nombre de Noelia flotó en el aire sin ser pronunciado, pero su presencia era tan real como si estuviera en la habitación. Mi lobo gruñó dentro de mí, protector.—Mi vida personal no es asunto del consejo —respondí con voz controlada, aunque cada sílaba estaba ca
Leer más