El polvo danzaba en el aire, iluminado por los rayos de sol que se filtraban a través de los ventanales de la antigua biblioteca. Lilith pasó sus dedos por los lomos de cuero desgastado, sintiendo bajo sus yemas la historia de generaciones. La biblioteca del Alfa era un santuario prohibido para muchos, pero ahora, con su nueva posición, tenía acceso a conocimientos que antes le habían sido negados.Había llegado temprano, aprovechando que Damián estaba ocupado con asuntos de la manada. Necesitaba respuestas, y algo le decía que estaban escondidas entre estas paredes.—Linajes de sangre pura —murmuró para sí misma, leyendo los títulos mientras avanzaba por el pasillo central.El olor a papel antiguo y tinta desvanecida inundaba sus sentidos. Lilith cerró los ojos un momento, dejándose guiar por su instinto. Cuando los abrió, su mirada se posó en un estante superior, casi oculto por las sombras. Se estiró, alcanzando un tomo de aspecto particularmente viejo, encuadernado en cuero rojo o
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