El suplicio de Petya, su luna ya no lo quiere.
El lobo de Petya que antes había estado en su estado salvaje y muy furioso, ahora estaba en un rincón lleno de tristeza, su luna lo estaba abandonando, y él sin ella no era más que un perro pulgoso y miserable. — Adisson, no... no me dejes, puedo arreglarlo, ser diferente, tratarte mejor, sabes que te amo, me puse muy celoso, no me controlé, pero somos Alfa y luna, no podemos separarnos, por favor, te ruego que reconsideres tu decisión, piensa en el cachorro, él tiene que crecer conmigo. — Entiendo que te preocupes por tu hijo, cuando nazca podrás verlo, puedes enviar por él a dónde vivamos y convivir como padre e hijo, no voy a privarte de nuestro cachorro. — Pero yo no quiero vivir separados de mi hijo, tampoco quiero vivir separados de ti, me equivoqué, cometí un error, estoy preparado para tener una familia, no seas tan dura conmigo Ady. — ¿Lo estás? El que te guste que las lobas te coqueteen y lo disfrutes aún teniéndome a mi a tu lado, y faltarme al respeto de esa
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