La preparación de los cachorros. Ellos deben partir.
Adisson dió a luz a un hermoso bebé regordeto, parecía una gota de agua de su padre. Gracias a la ayuda de la reina, la madre y el cachorro se recuperaron favorablemente. Ahora los padres vivían para cuidar y amar a su pequeño lobo.
Los meses pasaban y así los lobeznos cumplieron los terribles dos años, eran la travesura andando. Corrían por todo el castillo Salvatore, peleaban por los juguetes, por las piernitas de pollo, y sus padres los tomaban en sus brazos para calmarlos.
Leo, Lionel y Lorenzo, ya no podían más, estaban cansados de escuchar los llantos insesantes de los lobitos.
Los tres cachorros de casi seis años, se encontraban en el jardín en su forma de lobo, ellos estaban echados al lado de unos rosales refrescándose y huyendo de sus llorones primos y su llorona hermana.
— No lo puedo soportar más, esos cachorros lloran por todo, además nos quitan los juguetes, hacen berrinche y mamá nos pide que les demos todo.
— Ellos me quitan todos mis bocadillos, Lorenzo