El viento soplaba con fuerza, agitando suavemente el cabello de Mariam mientras empujaba el cochecito de la bebé por la pista del aeropuerto privado. Liam caminaba a su lado, con su inseparable bolsa de gomitas en la mano, observando todo con ojos curiosos.—¿A dónde vamos, mamá? —preguntó con entusiasmo, mirando los jets alineados en la pista.—De vacaciones, mi amor. A un lugar hermoso, con una playa cerca para que puedas jugar con la arena y mojarte los pies —respondió Mariam, inclinándose hacia él con una sonrisa cálida.Liam sonrió ampliamente, revelando un par de hoyuelos en sus mejillas.—¿La tía Azucena y Sofía también vendrán? —preguntó con ilusión.—En unos días, cariño. Pero esta semana será solo para nosotros —explicó Mariam, acariciando su cabecita.Demian se mantenía cerca, supervisando cada detalle del viaje. Había dispuesto todo: un vuelo privado, un equipo completo de asistentes, niñeras y seguridad, sin escatimar en nada para que su esposa y sus hijos tuvieran el des
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