Todos los capítulos de Eloah: entre la vida y la muerte : Capítulo 41 - Capítulo 50
50 chapters
Capítulo 41: Vivo o muerto
Cordelia El supermercado estaba casi vacío, lo cual agradecí. No tenía energía para lidiar con multitudes ni con miradas curiosas. Empujé el carrito entre los pasillos, tratando de concentrarme en elegir lo esencial y no en la fantasma que flotaba a mi lado con una sonrisa de autosuficiencia.—Así que ahí estaba yo —susurró Fernanda con dramatismo—, rodeada por tres espectros de hombres irresistibles... y deseosos de poseerme... Claro, no como Damien hizo contigo en el calabozo....—Fernanda… —murmuré entre dientes, agarrando una caja de cereal.—Shhh, déjame contarte. Bueno, justo él me besó primero. Dioses, esos labios fríos pero tan sensuales. Luego, Borja y Velrik no quisieron quedarse atrás…Me detuve de golpe en la sección de carnes, fingiendo leer la etiqueta de un paquete de pollo mientras luchaba por mantener el control.—Baja la voz —le advertí en un susurro apretado.—¿La voz? ¿Cuál voz? Solo tú puedes escucharme, mi ciela —respondió con una sonrisa traviesa.—Sí, pero lo
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Capítulo 42: Persecución
Fernanda El motor rugió cuando Cordelia pisó el acelerador a fondo, saliendo del estacionamiento como un maldito cohete.—¿A dónde mierda crees que vas? —grité, mirando por el retrovisor con el estómago encogido.Los ángeles venían detrás de nosotras. No atacaban todavía, pero sus malditos ojos dorados brillaban como si ya nos hubieran sentenciado a muerte."¡Ja, ja, ja! Aunque yo ya estaba morida, pero aún me sentía viva."—No los voy a llevar a la casa de Damien —resopló Cor, girando bruscamente a la derecha y metiéndose por una calle llena de gente—. No soy tan estúpida.Un bocinazo ensordecedor me hizo soltar un improperio cuando casi nos damos de lleno contra un camión de reparto.—¡Mierda, Cor! ¡Podrías matarnos!Me miró de reojo con toda la calma del mundo.—Tú ya estás muerta.Puse los ojos en blanco.—¡Técnicamente! —Coloqué mis dedos en mis labios—. Pero… No del todo aún sigo dando lata.El auto se sacudió cuando ella giró otra vez, las llantas chillaron y la parte trasera
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Capítulo 43: Atrapada
DiegoEl Gremio no era un sitio para débiles.Era el hogar de los carroñeros.Un montón de bastardos que no tenían escrúpulos cuando se trataba de cobrar recompensas. No les importaba si la presa estaba viva o muerta, mientras sus bolsillos se llenaran de billetes. Aunque claro, su sed de sangre era peor que la de un vampiro recién convertido, así que, por lo general, sus presas llegaban muertas.Yo lo sabía mejor que nadie.El edificio del Gremio estaba escondido a plena vista. Camuflado como una agencia de detectives privados y abogados de poca monta, la fachada perfecta. Desde afuera, parecía un negocio en decadencia.Pero detrás de esas puertas, el aire apestaba a sangre y pólvora. Lo cierto es que teníamos lo mejor en tecnología, ninguna presa se nos escapaba.El primer piso era el área de reclutamiento, donde los novatos trataban de ganarse un lugar entre los cazadores veteranos. Ser sus discípulos, estar entre sus filas, ganar experiencia para luego ocupar un lugar entre los m
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Capítulo 44: Volver a sus brazos
ZeirenTener un fantasma dentro de mí era una jodida pesadilla.Cada músculo de mi cuerpo se sentía más tenso de lo normal, como si estuviera en una constante lucha con algo invisible. Mi piel hormigueaba con una energía extraña, diferente a la que sentí recorrerme cuando mi instinto tomó el control. Esta vez era él. Damien.Lo sentía moviéndose dentro de mí, no físicamente, pero sí como una presencia invasiva en mi cabeza. Como si mi mente ya no me perteneciera del todo.—Relájate, híbrido. No voy a poseerte para siempre.Su voz retumbó en mi cráneo con una risa socarrona.—¿Puedes callarte? —gruñí en voz baja. Mis manos apretandas en puños con tanta fuerza que casi me abrí la piel.—Qué carácter, chico. Y yo que te estoy ayudando a salvar a tu mujercita. Un poco de gratitud no te vendría mal.Ignoré su tono burlón y fijé la vista adelante. Ya casi estábamos en el lugar donde estaba mi Eloah. Nos habíamos transportado a un par de calles de dónde ella se encontraba. La sentía cer
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Capítulo 45: Venganza
Fernanda A veces, ser un fantasma tenía sus ventajas. No tenía que dormir, no tenía que pagar impuestos, y podía atravesar puertas para espiar conversaciones. Lo básico para una vida... ¿muerte? plena.Pero también había momentos en los que deseaba poder cerrar los ojos, suspirar, y no ver cosas como la cara de Zeiren derritiéndose por Cordelia cada vez que la miraba como si fuera un milagro con piernas.—¿Ya terminaste de devorarla con los ojos, zombi sexy? —mascullé, pero por supuesto, me ignoraron.Él se la llevó escaleras arriba como si la vida le dependiera de eso. Probablemente le dependía, para ser sincera.—Cordelia —interrumpió Damien justo antes de que ella desapareciera con su novio de pecho de acero—. ¿Una descarga antes de irte?Ella se giró, dudando por un segundo. Extendió la mano y su luz volvió a envolverla. Era hermosa, lo admito. Como una estufa mágica de buena energía. Tocó a Damien por el brazo y pude ver cómo él se fortalecía, su figura se volvía más nítida,
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Capítulo 46: La reunión
DiegoLas reuniones del Gremio no eran nada en comparación con esto.Este lugar...No existía en mapas, ni en registros oficiales. Oculto entre una red de túneles bajo la ciudad, donde ni siquiera los cazadores callejeros se atrevían a meter la nariz. Una vez cruzabas la puerta, y tenías la sangre adecuada para activarla, se abría el verdadero corazón del mundo.La élite.Los que dictaban quién vivía y quién moría.Y ahí estaba yo.Un simple humano entre bestias, ángeles, demonios con trajes caros y sangre en las uñas. Pero no me temblaban las piernas. No soy de esos.Entré como quien entra a una reunión de rutina, saludando con la cabeza a un par de caras conocidas, y evitando otras tantas.El salón era amplio, con una mesa circular enorme en el centro. Cada silla tenía grabado un símbolo: alas, colmillos, garras, una cruz invertida y el sello del Gremio. Todos iguales. Porque cuando se sentaban ahí, eran “iguales”.Claro que eso era un chiste de mal gusto. Aquí nadie era igual.Y
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Capítulo 47: Secuestro
Cordelia El calor de su cuerpo seguía pegado al mío.El aire olía a piel, a deseo satisfecho y a paz. La cabeza de Zeiren reposaba sobre mi pecho, su respiración cálida y pausada rozando mi piel.Mis dedos jugaban distraídamente con su cabello.—¿Sabes que deberíamos comer algo, no? —murmuré, sin muchas ganas de romper el momento.—Ya comí —respondió él, con esa voz ronca que le quedaba después de hacerme suya.Me reí bajito, acariciándole la nuca.—Me refería a comida de verdad. La que no incluye mi cuerpo como plato principal.Zeiren levantó apenas la cabeza, y esa sonrisa torcida se dibujó en su rostro.—Yo diría que tu cuerpo es el mejor desayuno que he tenido en la vida. Almuerzo también. Y cena, si me dejas.—Estás insoportable —dije, sonriendo como una idiota enamorada. Porque lo estaba. Completa y perdidamente enamorada de este hombre no dejaba de sorprenderme.—Y tu hermosa. Increíblemente hermosa. —Se incorporó un poco más, bajando su mano por mi cintura, lento, sabiendo
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Capítulo 48: Ritual
Zeiren El cuerpo de Cordelia pesaba en mis brazos como si me estuviera arrastrando al abismo con ella.—No... no, no, no —murmuré apretándola más contra mi pecho, mi voz temblando.No respondía.Su piel ya no era cálida, su luz... su jodida luz... había desaparecido.—¡CORDELIA! —grité, sin importarme si partía los pulmones o desgarraba mi garganta en el proceso.Me giré hacia Damien, que seguía arrodillado en la cocina, con la mirada perdida... como si su mente estuviera atrapada en algún lugar que no era este.—¡ESPABILA, CARAJO! —rugí—. ¡NO TE PIERDAS AHORA!Pero no obtuve respuesta.Fernanda no estaba.Y ahora... Cordelia tampoco.Apoyé mi frente en la de ella, sentí la quietud de su alma ausente como una bofetada. La desesperación apretó su puño alrededor de mi corazón.Me levanté, llevándola en brazos hasta la sala. No tenía ni puta idea a dónde ir, así que la dejé con mucho cuidado en el sofá.—No voy a perderte —le susurré, arrodillándome a su lado, acariciando su rostro.La
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Capítulo 49: Recuerda
CordeliaEl olor a gasolina me golpeó antes que la imagen.Mis pies estaban clavados en el barro.Sabía exactamente dónde estaba, aunque nunca había estado allí realmente.La maldita curva.El punto exacto donde toda mi vida cambió.Frente a mí, la camioneta verde de mis padres, incrustada contra un árbol que había partido el capó como si fuera de cartón. Había marcas de neumáticos en la carretera, arañazos desesperados tratando de evitar lo inevitable.Me temblaban las manos. No sabía si era por el frío o por el miedo.—Esto no es un recuerdo —murmuré—. Tiene que ser algo más...Se sentía real. El frío. El ruido. La presión en el pecho.No me veía a mí misma. Ni a Diego. Sabía que no estábamos ahí esa noche. La abuela nos había llevado a pasar el fin de semana con ella. Mis padres... solo iban a una cena. Nunca volvieron.Me dijeron que fue un accidente.Lluvia.Velocidad.Curva cerrada.Error humano. Impacto.Fin.Mis piernas se movieron solas. Me acerqué a la camioneta, atraí
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Capítulo 50: La jaula de cristal
Fernanda Estar atrapada en una botella era aún peor que la muerte.Y eso que estar muerta ya era una reverenda mierda.Esto era sin dudas era el siguiente nivel de humillación cósmica. Ni siquiera un mínimo de privacidad. Solo un huevito de cristal oscuro, frío y asfixiante… y lo peor de todo: completamente lúcida.Podía ver.Podía escuchar."Gracias, universo, por las migajas."La silueta de Viktor se movía como una sombra espesa entre los pliegues del plano astral. Me arrastraba con él, yo era su adorno barato colgado de su cinturón. No sabía a dónde iba con exactitud, pero ese hijo de mil puta se desplazaba con seguridad.Las sombras de este lugar parecían alejarse a su paso, como si incluso los Aeternum quisieran evitarlo."Genial, Fernanda, no solo estás atrapada… si no que estás con un psicópata temido de este lado del mundo."Pero lo peor vino después.En un parpadeo, la escena cambió.Ya no estábamos en ese limbo extraño, sino en lo que parecía ser una especie de oficina de
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