Elizabeth no pudo apartar la mirada de Xavier. Su confesión la dejó paralizada, trastocando por completo todo lo que creía saber.Era difícil de asimilar que el hombre más despiadado e indolente que había conocido acabara de abrirle el corazón con tanta honestidad. Sus palabras, aunque inesperadas, eran sinceras. Su amor, increíblemente, parecía puro y real.Quiso responder, corresponder de alguna forma, pero le costaba encontrar las palabras. Él acarició su mejilla con ternura, y ella hizo lo mismo, tocando su rostro antes de besarlo. No hubo necesidad de hablar. En ese beso, ella le transmitió lo que sentía, aunque eso significara traicionarse a sí misma, a sus ideales, a todo lo que había defendido hasta entonces. Por un instante, dudó en seguir adelante con sus planes.—Te amo, Elizabeth —susurró Xavier sobre sus labios.Ella se separó, nerviosa. No pudo decir lo mismo. Prefirió desviar la atención.—Por cierto, Xavier… ¿esta fiesta no era para descubrir al traidor? —preguntó, esq
Leer más