Naomi. Al día siguiente, me encontraba con Malena en el patio. El discurso de Silas había dado frutos, porque varios de la manada se acercaban a mí para pedirme más información con esa chispa de curiosidad en sus ojos. —Ahora somos famosas por aquí —rio ella. —Bueno, si el padre de Silas todavía estuviera, ese no sería el caso… —murmuré, negando con la cabeza. —No lo conocí, pero por lo que me dicen, era un tipo aterrador. —No sabes cuánto. La primera vez que lo vi, pensé que me iba a matar con la mirada —Me abracé a mí misma. Era agradable tener a Malena cerca, ella era parte de mi familia, y me sentía más a gusto porque también era humana. —Sabes, Axel incluso siendo un débil omega, gana el triple de lo que yo ganaba en mi trabajo —expresó, en tono chismoso—. ¿Puedes creerlo? —Hasta yo que soy una simple ayudante —bromeé—. ¿Cómo crees que me compré estas prendas? Presumí una camisa de marca, como si fuera una modelo, aunque estábamos sentadas.—¿Te han dejado salir? —Oh,
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