Bianca—Bianca —dijo, clavando los ojos en los míos—, ¿puedes explicarme qué demonios creías que estabas haciendo?—Lorenzo… —empecé, pero no me dejó continuar.—No, no digas nada —interrumpió, levantando una mano mientras respiraba hondo, intentando controlarse—. Estabas en un maldito hotel, desaparecida, mientras tu hermano, mi hermano y yo quemábamos media Palermo buscándolas. ¿¡En qué carajos estabas pensando!?Intenté respirar, mantenerme calmada pero su tono y la intensidad de su mirada, me hicieron temblar.—Valentina… —comencé de nuevo, pero él dio un paso más cerca, su mirada más oscura que nunca.—¡Valentina! Claro que fue idea de ella, ¿pero quién decidió seguirle el juego? —gruñó, señalándome con el dedo—. Tú, Bianca. Tú decidiste meterte en esto.Respiré hondo, cruzándome de brazos para intentar mantener el control de mi cuerpo.—Sí, lo hice —respondí, levantando el mentón en un gesto desafiante—. Quise hacerlo, fue mi elección. Valentina no me obligó.Lorenzo soltó una r
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