Alanna, viendo la escena con indiferencia, volvió a tomar su asiento mientras Allison intentaba salir del salón apresuradamente. La mirada de los presentes seguía fija en ella, algunos con la boca entreabierta, otros riendo disimuladamente, pero todos notaban el inconfundible malestar de la joven. Nadie podía ignorarlo. Allison, al darse cuenta de la magnitud de su fracaso, intentó moverse con rapidez hacia la salida, pero la situación empeoraba a cada paso.El estómago de Allison seguía doliendo, y el malestar era tan grande que, al llegar al otro extremo del salón no pudo evitar sentir el peso de las miradas. Sin embargo, lo peor vino después. Cuando intentó mantenerse erguida, la incomodidad se hizo más insoportable. Su respiración se volvió más acelerada y su rostro enrojeció de vergüenza. De pronto, un desagradable olor comenzó a inundar el aire. Nadie sabía exactamente de dónde venía, pero pronto quedó claro: Allison había dejado un rastro vergonzoso que todos en la mesa no pud
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