Todos los capítulos de De víctima a reina: La heredera equivocada : Capítulo 161 - Capítulo 170
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Capítulo 161: Te acompañaremos.
 El sol de la mañana se filtraba con suavidad por las cortinas de lino en la casa de Leonardo. El ambiente era sereno, casi engañosamente apacible, como si quisiera ofrecerle a Alanna un momento de respiro antes de que el mundo volviera a girar con su habitual brutalidad. Estaba en el jardín, con las manos cubiertas de tierra, dándole forma a una hilera de hortensias nuevas. El contacto con la naturaleza le permitía enraizarse, sentir que aún tenía el control de algo. No de su pasado, ni del peso de su apellido, pero al menos de aquellas flores que florecerían si ella lo decidía. El timbre sonó, cortando la quietud. Se levantó con calma, se limpió las manos con una toalla que llevaba colgada del bolsillo trasero del pantalón y caminó hacia la entrada. Al ver por el monitor de la cámara que Bárbara
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Capítulo 162: Vestida para la guerra
El auto negro avanzaba por la avenida central mientras las sombras de los edificios se alargaban sobre el pavimento. En el asiento trasero, Alanna miraba por la ventana sin decir palabra. A su lado, Sabrina repasaba su celular con aburrida indiferencia, y al frente, Bárbara le daba indicaciones precisas al chofer.El destino: Maison du Luxe, la boutique más exclusiva y codiciada de toda la ciudad. Donde no se vendían vestidos, se vendían declaraciones.Alanna no estaba segura de cómo había terminado allí. Aún le parecía surreal que justo Sabrina —la misma que meses atrás no le dirigía una sola palabra sin sarcasmo— ahora estuviera interesada en ayudarla a escoger un vestido para una fiesta organizada por la familia que más daño le había hecho. Pero, ahí estaba.Cuando bajaron del auto, un asistente corrió a abrirles la puerta y otra empleada las recibió en la entrada con una reverencia discreta. Las guiaron al segundo piso, reservado solo para clientas VIP.—Quédate tranquila, aquí no
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Capítulo 163: Sorpresas en el vestíbulo
Leonardo llegó a casa antes de lo previsto aquella tarde. El cansancio se le notaba en los hombros, pero no en el rostro. Había tenido una jornada difícil, reuniones tensas, decisiones pesadas… y solo pensaba en encontrar a Alanna, tal vez charlar unos minutos, ver su expresión tranquila o discutir algún detalle de la cena del cumpleaños. Aunque no lo admitiera en voz alta, algo en él necesitaba esa calma que ella le transmitía últimamente, aun cuando no siempre lo hacía fácil.Dejó las llaves sobre la consola del vestíbulo y miró alrededor.—¿Alanna? —llamó en voz alta.Silencio.La casa parecía demasiado grande sin su presencia. Revisó rápidamente el estudio, la cocina, incluso su habitación. Nada. Solo el eco de su voz repitiéndose entre paredes demasiado lujosas.Frunció el ceño. Le parecía extraño que ella no estuviera. Tampoco había recibido ningún mensaje de su parte. Y lo más desconcertante era que no la imaginaba simplemente saliendo sin avisar. No ahora, no después de las úl
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Capítulo 164: Bajo la máscara del lujo
La mansión Sinisterra lucía como salida de un cuento encantado, aunque el aire denso de tensión le daba un toque de tragedia silenciosa.Desde el portón principal, una alfombra de terciopelo color vino guiaba a los invitados a través de un camino flanqueado por arreglos florales en tonos marfil y dorado. Cada columna del jardín estaba envuelta en guirnaldas de luces cálidas que titilaban como estrellas atrapadas. En el centro del patio, una imponente fuente decorada con rosas flotantes servía como punto focal, iluminada con luces led que cambiaban de tono lentamente, pasando del ámbar suave al blanco hielo.Los ventanales de la mansión reflejaban el brillo del interior, donde cada salón había sido decorado con detalles exquisitos: candelabros de cristal, mesas redondas con manteles de satén marfil, centros florales con orquídeas blancas y ramas de olivo bañadas en oro. Una orquesta clásica tocaba piezas suaves desde un rincón, mientras mozos impecablemente vestidos desfilaban con copa
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Capítulo 165: De tu mano
Leonardo sostenía la mano de Alanna con firmeza. No como quien guía a alguien perdido, sino como quien camina junto a su igual. La fuerza de sus dedos entrelazados le transmitía seguridad, presencia… y algo más. Una mezcla de orgullo y posesión. Sabía lo que hacía al tomarla así: estaba dejándole claro a todos los presentes que Alanna era su esposa, y que estaba con ella.La gran mansión Sinisterra, decorada con excesivo lujo, parecía una réplica moderna de un palacio antiguo. Las columnas estaban envueltas en delicadas enredaderas iluminadas con luces doradas, el techo cubierto con candelabros de cristal que se reflejaban en los pisos de mármol blanco. A cada paso que daban, los tacones de Alanna resonaban con fuerza, sin titubeos, marcando su presencia como nunca antes.Los invitados se apartaban discretamente, algunos sin disimular la sorpresa, otros murmurando entre dientes.—¿Es ella… Alanna?—Dios mío, está irreconocible…—¿Ese vestido? ¿Dónde lo consiguió?El vestido negro de s
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Capítulo 166: Un brindis por la mujer que eclipsó a la fiesta
Leonardo Salvatore sostenía la copa con la misma firmeza con la que sujetaba la atención de todos. Había esperado el momento preciso, justo después del tibio discurso del señor Sinisterra, en el que apenas mencionó a Alanna con una frase superficial, para levantarse. Su presencia imponente y su traje negro hecho a la medida lo convertían en el centro de todas las miradas. No pidió permiso. Simplemente se puso de pie.—Me disculpo por interrumpir —comenzó, con voz grave y pausada—, pero no podía permitir que esta noche terminara sin que se hiciera justicia.Un susurro colectivo recorrió el salón. Allison, que aún no se reponía de haber sido opacada por la entrada de Alanna, se tensó. Alexa ladeó la cabeza con un gesto de incomodidad. Bárbara y Sabrina, en cambio, sonrieron con sutileza. Sabían lo que se venía.—Hoy celebramos el cumpleaños de dos mujeres —continuó Leonardo—. Pero sería deshonesto fingir que ambas representan lo mismo.Sus palabras fueron tajantes. Las miradas se cruzar
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Capítulo 167: El vino y el veneno
Las luces cálidas de las lámparas colgaban como lunas doradas sobre el salón principal. El aire estaba impregnado de música clásica, risas controladas y copas de cristal que vibraban con cada nuevo brindis. La mansión Sinisterra rebosaba de poder y apariencias. Pero entre tanta opulencia, todos sabían que el verdadero espectáculo no era la fiesta… sino las personas.Alanna avanzaba por el salón con paso firme, la cabeza erguida y la espalda recta, como si el mundo le perteneciera. Su vestido negro, de caída perfecta, acentuaba cada movimiento como si flotara. Y a su lado, Leonardo Salvatore —poderoso, temido y silencioso— la escoltaba como una sombra dominante.Entonces, entre el gentío, surgió Alexa.Vestida de rojo profundo, con una copa de vino en la mano y la sonrisa más falsa que podía armar, se abrió paso entre los invitados con la elegancia ensayada de una actriz veterana. Se detuvo justo frente a ellos.—Alanna —dijo con voz suave—. Casi no nos cruzamos esta noche. Qué extraño
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Capítulo 168: La herida que nunca cerró
La música seguía envolviendo el salón con melodías de cuerdas suaves. Las luces danzaban sobre los vestidos y trajes elegantes, mientras las copas tintineaban con risas falsas y promesas vacías. Alanna irradiaba una belleza serena, vestida en un diseño que caía como seda líquida sobre su figura, con los pendientes brillando como lunas discretas.Se había mantenido ocupada saludando a figuras influyentes, caminando junto a Leonardo con una sonrisa medida… hasta que sintió esa presencia familiar detrás.—Alanna, querida —dijo una voz suave, cargada de nostalgia—. Estás… preciosa esta noche. Eres una joya, tal como siempre supe que serías.Era la señora Sinisterra, su madre. Vestía un tono pastel discreto, pero sus ojos brillaban de emoción genuina al ver a su hija tan radiante. Se acercó con las manos extendidas, como si esperara un abrazo.Alanna se giró lentamente, sin borrar la sonrisa, pero tampoco dándole más de lo necesario.—Gracias… señora Sinisterra.El uso del apellido fue un
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Capítulo 169: El sabotaje
Desde el otro extremo del salón, Leonardo caminó con su elegancia habitual. Iba sin caja, sin moño, sin carpeta. Solo con un sobre negro y su expresión seria, determinada. Todos se hicieron a un lado, como si algo en su porte anunciara que nadie debía interrumpirlo.Se detuvo frente a Alanna, la miró a los ojos, y dijo en voz baja —pero lo suficientemente alta como para que varios oyeran——Este es mi regalo para ti. Espero que esté a la altura de lo que representas en mi vida.Le entregó el sobre. Alanna lo abrió con cautela… y leyó.Primero, su corazón se aceleró.20% de las acciones de la empresa Salvatore..—Leonardo… —murmuró, atónita.—No termina ahí —intervino él—. También hay escrituras a tu nombre. Dos villas, una en Costa Amalfitana y otra en Punta Cana. Y además… —respiró hondo— el hotel boutique que alguna vez soñaste diseñar. Ahora es tuyo. Lo compré hace semanas. El personal te espera.Un silencio sepulcral cayó en el salón.Allison parecía a punto de desmayarse. Todos es
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Capítulo 170: Una noche increíble
Alanna, viendo la escena con indiferencia, volvió a tomar su asiento mientras Allison intentaba salir del salón apresuradamente. La mirada de los presentes seguía fija en ella, algunos con la boca entreabierta, otros riendo disimuladamente, pero todos notaban el inconfundible malestar de la joven. Nadie podía ignorarlo. Allison, al darse cuenta de la magnitud de su fracaso, intentó moverse con rapidez hacia la salida, pero la situación empeoraba a cada paso.El estómago de Allison seguía doliendo, y el malestar era tan grande que, al llegar al otro extremo del salón no pudo evitar sentir el peso de las miradas. Sin embargo, lo peor vino después. Cuando intentó mantenerse erguida, la incomodidad se hizo más insoportable. Su respiración se volvió más acelerada y su rostro enrojeció de vergüenza. De pronto, un desagradable olor comenzó a inundar el aire. Nadie sabía exactamente de dónde venía, pero pronto quedó claro: Allison había dejado un rastro vergonzoso que todos en la mesa no pud
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