Eloísa se sentía cansada y derrotada, de haberlo sabido, se hubiera quedado durmiendo plácidamente toda la noche, pero en vez de eso, viajaba estrecha en la parte de atrás de un auto, mojada y esposada a Lucía al señor Bob rumbo de nuevo a su cárcel de oro.Miró al anciano y se preguntó por qué las dejó hacer toda esa locura si sabía que no serviría de nada, parecía que por el mero hecho de sacar de quicio a Luther el hombre hacía cualquier cosa.Vio las luces de la casa a lo lejos, parecía que su huida había revolucionado el lugar, ya que todas las luces estaban encendidas y se veían a los hombres correr de un lado para otro.Cuando el auto entró en la casa Eloísa, que estaba al borde de la ventana, levantó la cabeza y se encontró con los afilados ojos de Luther que la miró desde el tercer piso y ella sintió un escalofrío. Se preguntó si por ese hecho perderían los privilegios que tenían, por que podían caminar por toda la casa, comer, ver la televisión, aunque no se entendiera nada,
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