Ezequiel estaba sentado en el suelo entre los pies de Lucas, el moreno estaba sentado en el mueble de la sala de Harrison y lo abrazaba por los hombros con la intención de calmarlo un poco.
Las cosas que habían pasado en la casa habían dejado al rubio tembloroso y bastante paranoico. Después de salir llegaron a un hotel no muy caro para no llamar demasiado la atención y allí le explicó a su padre todo lo que sabía de La Carta Blanca y de que Eloísa estaba viva.
—Sé que es tu padre —le dijo el hombre a Lucas —pero si ese hijo de puta intentó secuestrar a mi hija lo voy a matar —Ezequiel avanzó hacia donde él estaba y lo sacudió por los hombros.
—No puedes decirle nada, papá, si él se entera que sabemos puede ser un inconveniente. Ya sabemos que Eloísa está lo más a salvo que se puede, ahora tenemos qué preocuparnos por nosotros mismos, por ahora, concentrate en tratar de recordar si el abuelo o su padre te dijeron algo sobre el tal collar —Saúl sacudió la cabeza y el cabello rubio húme