Sus labios siguen devorando los míos como si el tiempo no existiera. Como si todo lo que hubiera hecho falta durante años se estuviera saldando en este instante. Me tiene contra la pared, atrapada entre su cuerpo y el concreto, y juro que no quiero salir de ahí jamás.Las manos de Edward se deslizan por mi cintura, suben, bajan, exploran. Me aferra con fuerza, inquietas y a su vez tan controladas que me erizan los vellos por completo, mostrándome que me necesita tanto como yo a él. El aire me arde en los pulmones mientras jadeo contra su boca. Siento mi piel caliente, el pulso disparado, las piernas débiles. Que por un momento pienso que en cualquier momento podría caer y no importaría porque sé que me atraparía en sus brazos.La boca de Edward se aparta apenas de la mía, rozando mi mandíbula con sus labios, bajando lentamente hacia mi cuello. Me recorre con su lengua y yo gimo, y lo hago con intención, con descaro para que sepa que lo estoy disfrutando.Aunque estoy segura de que eso
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