ANDY DAVIS—Eso hubiera sido lo más inteligente de mi parte —contestó Damián por fin, viéndome directamente a los ojos—, pero no lo hice. No podía sacarte de mi cabeza. No podía dejar de pensar en ti y de anhelarte. »Me volviste loco, Andy. —Dio un paso hacia mí, el mismo que yo retrocedí. Entonces echó un vistazo a sus empleados, que aún esperaban en silencio, como estatuas—. La empresa es real, y genera resultados reales, pero hay más de fondo. Con un movimiento de cabeza hizo que los tres abandonaran la oficina, dejándonos solos. Podía sentir el peso de las circunstancias aplastándome, y mi pecho vacío, sin aire. —¿Por q
Leer más