Todos os capítulos do Embarazada por Accidente de los Mellizos de CEO: Capítulo 171 - Capítulo 178
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Capítulo 171: ¿Quién quiere deshacerse de Andy?
DAMIÁN ASHFORDUna notificación de fumigación fue suficiente para evacuar todo el edificio. Ya nadie hacía preguntas, pues era algo que sucedía a menudo cuando necesitaba estar solo. Mientras me reclinaba en mi asiento detrás del escritorio, Shawn arrastraba a esa enfermera, con la cara hecha jirones por culpa de las garras de mi Panterita, mientras que lucía otra clase de golpes y moretones en el resto del cuerpo. Su andar daba la apariencia de que estuviera borracha, aunque en realidad el verdadero motivo fuera el dolor. Sus tobillos se quebraban cada par de pasos y Shawn tenía que sostenerla del brazo antes de empujarla de nuevo para que avanzara, mientras Gina, mi secretaria, permanecía recargada en la pared, con los brazos cruzados y limpiándose las uñas desinteresadamente. —¿Qué hicieron con los otros dos? —pregunté mientras Shawn golpeaba en las piernas a la enfermera, haciéndola caer de rodillas frente al escritorio. Esta comenzó a sollozar, hasta que sus lágrimas se mezclar
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Capítulo 172: Mi corazón en su bolsillo
ROCÍO CRUZ—Dime, Rocío, ¿eres virgen? —preguntó el ama de llaves cruzándose de brazos. Me sentí tan incómoda como cuando un día un policía me detuvo en la calle y me pidió mis papeles. —Ah…pues… —¡Responde! —ordenó pasando de esa actitud maternal a la de una generala. —¡Sí! —exclamé encogiéndome. Quería esconderme debajo del agua y la espuma—. No es que… no haya tenido novios, ni que… yo quisiera permanecer así…Comencé a excusarme porque sabía que, a mi edad, era extraño y no quería parecer como una perdedora. Aunque… ¿en verdad lo era? Prefería pensar que, más bien, era como un unicornio, un ser mítico, fuera de lo común. Por lo menos era un consuelo. Como decía mi abuela: hay que verle el lado positivo a las cosas. —Bueno… si quieres mantenerte así, tendrás que ser muy inteligente y poner atención en cada lección que te dé. ¿Entendido? —Por primera vez la vi dedicarme una mirada cargada de lástima, como si tuviera miedo por lo que me esperaba—. Estamos metiendo a un felpudo co
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Capítulo 173: El monstruo del que le hablaron
ROCÍO CRUZ—Te recuerdo que él no es tu objetivo —dijo el ama de llaves tomando la gorra de mis manos—. No te distraigas. —No me estoy distrayendo —contesté girando hacia ella y tratando de sonreír, pero mi corazón estaba acelerado, rebotando dentro de mí, al ritmo del aleteo de las mariposas en mi estómago.—Claro… —siseó entornando los ojos—. Lo que vas a hacer necesita que no tengas a ningún hombre en el corazón, así que no permitas que nadie entre. Me acercó la gorra y cuando la iba a tomar, ella no la soltó. —Se nota que eres una buena chica, con un corazón inocente. ¿Quieres que te dé un consejo? Aléjate de él. Mantén tu distancia. —Por fin soltó la gorra y comenzó a andar hacia el comedor conmigo detrás—. ¿Sabes qué es peor que un mafioso como el señor Lucien? Abrí la boca, pero no salió ninguna palabra. ¿En verdad había algo peor que alguien como Lucien? Antes de abrir las puertas del comedor, el ama de llaves dio media vuelta y me vio con su mirada de águila. —Los merce
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Capítulo 174: Si me vas a matar, solo hazlo, pero deja de verme así
ROCÍO CRUZ—Oye… yo… lo siento… —dije con el corazón pendiendo de un hilo—. No fue mi intención interrumpirte… es que… yo…Mantuve las manos estiradas hacia él, como si eso fuera suficiente para contenerlo. Sus labios se abrieron y pensé que diría algo, hasta que el hombre sentado detrás de mí tomó la delantera, se levantó de la silla, había conseguido liberarse de las esposas que mantenían su única mano aún atada al descansabrazo. La desesperación le dio la fuerza, pero la sangre le ayudó a resbalar su piel, sin mucho éxito, a través del metal, y digo que fue sin mucho éxito porque cuando sostuvo una punta de metal contra mi cuello, pude ver que su intento por escapar hizo que su mano se descarnara como si se hubiera quitado un guante. Podía ver sus tendones y el hueso blanco de sus nudillos.Iba a vomitar en cualquier momento. El aroma a hierro empezó a escocer mi nariz. —No te haré nada… —susurró mientras su mano temblaba y la punta se encajaba cada vez más en mi cuello—. ¡Solo q
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Capítulo 175: Detén la vara y malcriarás al niño
ROCÍO CRUZMientras las sirvientas se daban prisa, el chofer se plantó frente a mí. Esta vez, con delicadeza, levantó mi mentón, analizando la herida que me había provocado ese hombre en el cuello. Negó con la cabeza, resignado, tenía la actitud de alguien que se sabe condenado y, aún así, no se detiene. Sacó de uno de los cajones un pañuelo limpio y lo humedeció en el lavamanos del baño antes de hacerme sentar en la cama, junto a él, para limpiar la herida con cuidado. En verdad se estaba esmerando por no lastimarme más de lo que ya estaba. —Descuida… estoy acostumbrada desde chica al dolor —dije con media sonrisa y presioné su mano contra mi piel, motivándolo a tallar con más fuerza—. De niña hasta me pegaban con el cable de la plancha. ¿Crees que este piquetito me va a tirar?Pude ver por el rabillo del ojo como arqueaba una ceja, tal vez escéptico, tal vez cansado de escucharme. Nunca lo sabría si no lo decía y mientras no lo dijera, entonces tendría libertad para interpretarlo
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Capítulo 176: Una conejita aprendiendo a ser loba
ROCÍO CRUZ—Arruinaste mis planes… ¿crees que lo justo sería que yo te arruine? Tal vez necesito quemarte las manos o romperte una pierna para sentir que tu falta es compensada de alguna manera —siseó Lucien con una crueldad que me sorprendió—. Dime, ¿cuál es el castigo más prudente para que no vuelvas a fallarme de esta manera?Entonces el chofer se quitó los guantes y se remangó la camisa, exponiendo su piel, con la mirada fija en la nada y un gesto de piedra. Mi corazón se detuvo cuando Lucien se quitó el cigarro de la boca y se disponía a apagarlo en la cara interna de su antebrazo.—¡No! —grité furiosa y bajé las escaleras con una habilidad que desconocía. En ese momento llevar tacones no parecía un reto imposible. Mi grito había sido suficiente para llamar la atención de ambos hombres, pero justo cuando estaba por acercarme, Ágata me detuvo, envolviéndome en sus brazos. —La primera clase de hoy: no te metas donde nadie te llama —susurró en mi oído mientras yo veía todo con ho
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Capítulo 177: Compartiendo triunfos y fracasos
ROCÍO CRUZ—Si ese es el caso… —susurré temiendo que mis palabras lo irritaran—. No deberías intentar castigar a tu chofer por haberme salvado. Deberías de estar agradecido. —¿Escuchaste eso, Ágata? —preguntó Lucien con entusiasmo falso—. Él es todo un héroe y yo juzgándolo mal, cuando a quien en verdad tengo que castigar es a cierta ratita entrometida que no ha aprendido a seguir órdenes.»Porque una cosa es que te necesite para esto y otra muy diferente es que vaya a dejar que arruines mis planes por tu estupidez. »Supongo que tu entrenamiento no está resultando como yo esperaba, pero no hay problema, yo me encargo de la clase de obediencia. —Prendió un cigarro nuevo antes de tomarme del rostro con mano firme. Aunque me aferré a su brazo para escapar, su fuerza era suficiente para mantener el control sobre mi cara mientras acercaba su cigarro. No sabía si quería apagarlo en mi ojo, en la mejilla o en la frente, solo podía sentir su calor y el humo acariciando mi piel. —Si me de
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Capítulo 178: Un beso con sabor a pólvora y gasolina
ROCÍO CRUZ—Lamento mucho lo que ocurrió… —susurré mientras limpiaba con cuidado su labio. Sus ojos estaban clavados en mí, poniéndome cada vez más nerviosa—. No fue mi intención meterte en problemas. »Digo, estoy acostumbrada a meterme en problemas, pero… no me gusta meter a otros en problemas. ¿Sabes a lo que me refiero? —Con cada minuto me sentía más torpe. Entonces noté como sonrió y su labio se abrió lo suficiente para que la sangre volviera a brotar—. ¡Mira lo que hiciste! ¡Eso te pasa por burlarte de mí!Lo golpeé con el mismo trapo con el que lo estaba limpiando, pero cuando volví a fijarme en sus ojos, sentí que todo el aire se me escapaba de mis pulmones. Levantó su mano lentamente hacia mi mejilla y con delicadeza recorrió mi mandíbula, erizando la piel de todo mi cuerpo. —¡Oye! ¡¿No escuchaste a Ágata?! ¡No me manosees! —exclamé golpeándolo de nuevo con el trapo manchado con su sangre, lo cual lo hizo sonreír más mientras yo tenía el rostro caliente. De pronto se inclin
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