Capítulo – Por vos, hijoEl salón de actos estaba repleto.Las luces blancas, altas y cálidas, se reflejaban en los rostros sonrientes de padres, hermanos, hijos y profesores que aguardaban uno de los momentos más importantes en la vida de quienes estaban por recibir su diploma.Alejandra Martínez subió al escenario con los ojos húmedos y la espalda recta, con su túnica negra moviéndose con elegancia,se ajustó la toga, se miró las manos y respiró hondo. A su lado, otras compañeras charlaban entre nervios y risas contenidas pero ella solo pensaba en una cosa:Alejandro.Su hijo.Su mayor logro.Su mayor razón.En la primera fila, lo vio sentado sobre las piernas de Nicolás, con una camisa blanca que le había comprado especialmente para ese día. Alejandro jugaba con los rizos de Alma, una de las mellizas, que dormía tranquila en brazos de Anahír.Brisa, la otra gemela, estaba en brazos de Ana, su abuela, que no paraba de llorar desde que comenzó el acto.—Ahora sí, damas y caballeros —a
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