BLAIREnvuelta en la bruma de mis sueños sentí sus caricias, y por un momento deseé que fuera real, porque me parecía perfecto.Medio despierta, las caricias a mi costado eran suaves, afables y llenas de un cariño que cualquiera pensaría no podía ser fingido. Quizá él sí sentía algo por mí, aunque no de la misma manera que yo lo hacía.¿Cómo me sentía hacia él?Tras removerme esa mañana me recibió su sonrisa, su tacto suave, sus besos relajados, sus caricias por todo mi cuerpo, sus preguntas de si me sentía bien, si estaba mejor, su promesa de ir a comer más tarde los dos solos, de tener una cita porque los novios tienen citas, de salir con Ray porque quería hacer turismo con el niño.De no saber que lo nuestro era solo un negocio me la habría creído.Una parte mía quería creérsela, porque eso significaría el cariño que se me había negado hasta ahora.El itinerario de la mañana sugería que los novios, sus padrinos y las parejas de estos debían asistir a una clase de baile para definir
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