Las palabras de Sir William cayeron como una bomba en la mesa, dejando a todos en completo silencio por un momento. El peso de su amenaza era muy evidente, y la mirada furiosa de Hades no tardó en responder.Hades, cuyo control hasta ese momento había sido impecable, sintió cómo una ola de ira recorría su cuerpo. No podía permitir que nadie, mucho menos el padre de Elena, decidiera sobre la vida de ella y de su hijo sin tener en cuenta sus propios deseos. Sin pensarlo, se levantó de su silla con una rapidez que sorprendió a todos los presentes, y su presencia dominó la habitación de inmediato.—No vas a hacer eso —dijo, con su voz profunda y desafiante.El tono no admitía discusión. Miró como Sir William, y los demás alfas de la familia, se levantaron también, dejando escapar sus feromonas con la intención de mostrar quién tenía el control de la situación.Sus feromonas de poder masculinos y femeninos Alfas, llenaron el aire, haciendo que las omegas presentes, como Macarena, y la serv
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