*—Antonella:Su ansiedad empeoraba con cada día que pasaba, aunque, por suerte, aún no afectaba gravemente su salud física.Desde hace semanas, Antonella seguía su tratamiento médico con disciplina: tomaba sus medicamentos a tiempo, mantenía la rutina de ejercicios ligeros recomendada, y asistía sin falta a sus chequeos. El día anterior, tras su consulta con el gastroenterólogo, le confirmaron que estaba mejorando. Aun así, le insistieron en no bajar la guardia. Le ajustaron la dieta y le extendieron una nueva receta para complementar el tratamiento. No era nada grave, pero sí necesario.Después de eso, pasó por el consultorio de su ginecóloga, la misma que había seguido su caso tras la pérdida del embarazo. Era una cita difícil de afrontar, pero importante. La revisión fue tranquila, sin hallazgos preocupantes, y por primera vez en semanas, escuchó la palabra “estabilidad” en boca de alguien más.Su médica le sugirió un nuevo método anticonceptivo: un DIU hormonal. Le explicó
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