*—Antonella:Se quedaron en silencio por un largo rato, con las manos entrelazadas, como si no hiciera falta nada más. La lluvia repiqueteaba suavemente sobre el techo del auto, y el sonido se mezclaba con sus respiraciones acompasadas. En ese instante, el mundo se volvió lejano, como si solo existieran ellos dos, atrapados en un paréntesis donde el tiempo se había detenido.Entonces…—¿Estamos bien? —preguntó Max en voz baja, casi temerosa, inclinándose hacia ella hasta apoyar la cabeza en su hombro, en un gesto tierno y vulnerable que hizo que el corazón de Antonella se encogiera.Antonella sintió cómo él respiraba hondo, como si buscara fuerza en su aroma, en su cercanía. Entonces Max giró el rostro, sus labios apenas rozando la piel de su cuello al hacerlo. La miró a los ojos, y en ellos solo había verdad.—¿Podemos volver a estar juntos? —Max continuó preguntando—. Yo… te extraño, Ellie.Se enderezó, y con manos temblorosas, acunó su mejilla. La acarició como si fuera un r
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