Elyria había mantenido los ojos cerrados, esperando el impacto brutal de las fauces del lobo de Gregor. Su respiración era entrecortada, temblaba, pero… nada sucedió. No sintió el más mínimo roce. Tardó unos segundos en atreverse a abrir los ojos, y cuando lo hizo, el enorme lobo de Gregor no estaba abalanzado sobre ella, ni siquiera la amenazaba. Estaba echado a su lado, con su pelaje cubierto por la nieve que seguía cayendo sin tregua. Aunque resollaba con fuerza y la rabia todavía ardía en su mirada dorada, su postura había cambiado. Lentamente, estiró una de sus patas hacia Elyria, en una clara invitación.Ella parpadeó, incrédula. Su amenaza de marcharse… ¿había funcionado? ¿Había logrado, de alguna manera, influir en el lobo de Gregor? Su corazón dio un vuelco. Sin pensarlo más, subió a su lomo, ignorando las miradas atónitas que los rodeaban.En cuestión de minutos, cruzaron el bosque hasta un claro donde, Ronald tenía a Lynn sujetada brutalmente del cabello. Lynn se encontra
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