Mientras tanto, Fernando estacionó el auto y entró al área de hospitalización.Luciana abrió la puerta de su habitación y, al verlo, se mostró sorprendida:—¿Tú por aquí a estas horas? ¿Todo bien?—Sí, mira… —Fernando levantó la bolsa que traía—. Es lo que dejaste en mi coche hoy; como tú misma lo acomodaste, pensé que tal vez lo necesitabas, así que vine a traértelo.—¡Ay, es cierto, se me olvidó por completo! —sonrió Luciana, recibiendo la bolsa—. Pasa, siéntate un momento.—No, no quiero molestarte… —Fernando empezó a excusarse—. Además ya es algo tarde, mejor me voy…—¡Oye, esperen! —exclamó una voz repentina.Se giraron al unísono y vieron a Victoria acercándose, agitándoles la mano.—¡Luciana, Fernando!Luciana frunció el ceño, confusa; miró a Fernando en busca de alguna explicación.—¿Tu mamá? ¿Qué hace aquí?—No tengo idea —respondió él, tan perplejo como ella. Al ver que Victoria cargaba una bolsa, se apresuró para ayudarla—. Mamá, ¿cómo supiste dónde encontrar a Luciana?—Tch
Leer más