Kevin le tomó la mano a Alba con aires de grande:—Despacio, ¿sí? No te vayas a caer. Si te caes, duele… y tu mamá se preocupa.—Ajá.Un niño guiando a otra más chiquita, abrieron camino.Lucy y Luciana se miraron, sonrieron y fueron detrás, en silencio.***Residencial Costa Esmeralda.Apenas entraron, Kevin arrastró a Alba directo al cuarto de juegos.—¡Hermanita, por acá!—¡Despacio! —alcanzó a decir Lucy—. Cuídala, ¿sí?—Tranquila, mamá —Kevin estaba orgulloso; con una hermana así de linda, claro que la iba a cuidar.—Mira —se plantó en medio de la sala y abrió los brazos hacia el mar de juguetes—: todos los puedes usar.—Oh —Alba sonrió con los ojos—. Gracias, hermano.—Espera aquí —Kevin se derritió con cada “hermano”—. Voy por snacks. Son mis favoritos; seguro te van a gustar.—¡Bueno!Luciana se acercó a ver cómo iba todo.—¡Mamá! —Alba, radiante, le presumió—. ¡El hermano es buenísimo! Me cae súper.—¿Sí? —Luciana se agachó—. ¿Y le diste las gracias?—Sí —asintió obediente—. M
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