POV de DIEGONunca pensé que llegaríamos hasta este punto. No después de todo lo que hice mal. Pero verla ahí, con la carta de Madrid en la mano, los ojos brillando entre ilusión y miedo, me hizo entender algo: si no la dejaba volar, iba a perderla. Y no porque ella quisiera irse, sino porque yo no tendría nada más que ofrecerle.Ella lo tenía todo: coraje, talento, determinación. Y yo, solo intentaba poner mis piezas rotas juntas.Cuando le dije que fuera, que siguiera su sueño, no lo hice para que me viera como un héroe. Lo hice porque realmente creía que debía hacerlo. Aunque eso significara quedarme atrás. Aunque eso significara, tal vez, perderla.Pero entonces dijo que me elegía. Una vez más. Y todas las veces necesarias.¿Cómo se supone que uno vive después de eso?Esa noche, cuando se quedó dormida sobre mi pecho, con una de sus piernas enredada entre las mías y su mano abierta sobre mi costado, supe que no podía seguir a medio camino. Tenía que apostar por completo. Por nosot
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