POV de DIEGOEl nombre de Samuel resonaba en mi mente como una alarma constante.No me importaba quién fuera en el pasado de Adriana. No me importaba cuánto miedo pudiera infundirle. Solo había algo que tenía claro: no iba a permitir que la tocara.Esa noche, mientras Adriana dormía a mi lado, inquieta, supe que no bastaba con prometerle protección. Tenía que actuar.Me levanté en silencio, sin despertarla. Me senté en la cocina, la luz tenue iluminando apenas mis pensamientos oscuros.¿Quién era realmente Samuel? ¿Qué quería ahora?Lo que sí sabía era que si venía por Adriana, tendría que pasar primero sobre mi cadáver.A la mañana siguiente, mientras desayunábamos, noté que ella intentaba actuar normal, pero sus ojos la delataban. Estaba tensa. Asustada.No iba a dejarla cargar con esto sola.—Voy a encargarme de él —dije de repente.Adriana dejó caer la cuchara en el plato, sobresaltada.—¿De qué hablas?—Samuel. No pienso quedarme de brazos cruzados esperando que él decida cuándo
POV de ADRIANAEl anillo brillaba en mi dedo como un pequeño sol privado.Cada vez que lo miraba, sentía que una parte de mí volvía a la vida. Después de tantas noches de miedo, después de tantas heridas invisibles, aquí estaba Diego… amándome sin condiciones.Prometiéndome un futuro.Una vida juntos.Una parte de mí aún no terminaba de creerlo.Pero cada vez que él me sonreía, cada vez que su mano rozaba la mía, esa duda se hacía más pequeña.Ese día, mientras preparábamos cajas para mudarnos a un lugar más seguro, no podía dejar de mirarlo.Concentrado, fuerte, decidido.Mi Diego.—¿Ya empacaste tus libros? —preguntó, señalando la estantería del salón.Me encogí de hombros.—Estoy tratando de decidir cuáles llevar.Él soltó una carcajada baja.—¿Todos?Sonreí. Porque en medio del caos, él siempre encontraba la manera de hacerme reír.—No puedo dejar a mis viejos amigos —bromeé.Me acerqué a la estantería, pasando los dedos por los lomos gastados. Cada libro era un recuerdo, un refug
POV de ADRIANALa primera mañana en nuestro nuevo hogar tenía un olor especial: sal, madera nueva y café recién hecho.Me desperté con la luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas ligeras. Durante un momento me quedé quieta, escuchando el sonido del mar y el leve murmullo de Diego en la cocina.Sonreí.Era real.Esta vida que soñamos no era solo un espejismo.Era nuestra.Me levanté lentamente, abrazando el aire fresco que llenaba la habitación. Al acercarme a la cocina, vi a Diego de espaldas, preparando café mientras tarareaba una melodía.Me acerqué despacio, abrazándolo por la espalda.—Buenos días, amor —susurré.Él se giró, con una sonrisa que iluminó toda la habitación.—Buenos días, princesa.Me ofreció una taza de café, y me sentí tan llena de amor que casi dolió.Nos sentamos en la terraza, mirando el océano.La brisa jugaba con mi cabello y las olas parecían aplaudir a la distancia.Todo era tan perfecto que por un momento olvidé los temores que me habían seguid
POV de DIegoNunca en mi vida había sentido tanta impotencia como cuando leí esa nota."No puedes esconderte para siempre."No decía un nombre, pero no hacía falta.Sabía perfectamente de quién venía.Samuel.El mismo bastardo que le había hecho tanto daño a Adriana, que había robado años de su vida, que la había dejado con cicatrices invisibles que ni siquiera el mar podía borrar.Estaba de vuelta.Y aunque no lo habíamos visto, su sombra se filtró entre las paredes de nuestra casa, de nuestra paz, de nuestra cama.Vi cómo Adriana temblaba al leer esas palabras.Y algo dentro de mí se rompió.Yo había jurado protegerla. Había prometido que esta vez nadie la tocaría, que aquí estaría segura.Y sin embargo, su miedo volvió a despertar. Otra vez. Por él.Y eso era algo que no podía perdonarme.—Vamos a salir —le dije esa mañana, mientras ella intentaba sonreír entre tazas de café que no podía terminar.—¿A dónde?—A caminar, al mercado, donde sea. No vamos a vivir escondidos.Adriana me
POV de AdrianaA veces me despierto pensando que todo fue una pesadilla. Que nunca salí huyendo. Que nunca conocí a Diego. Que sigo atrapada.Pero entonces lo escucho respirar a mi lado, y recuerdo que lo hice. Que escapé. Que sobreviví.Y que encontré algo que pensé que jamás tendría: paz.Pero la paz, últimamente, es frágil.Muy frágil.Desde que Samuel apareció de nuevo, es como si una parte de mí hubiera regresado a esa oscuridad donde solía vivir. A pesar de que está preso, a pesar de que Diego y yo logramos atraparlo, hay algo en mí que no termina de soltarse. Un nudo. Un miedo latente. Un eco de lo que fui.Y Diego... Diego también está cambiando.Ya no sonríe igual.Ya no duerme como antes.Pasa las noches revisando las cámaras, preguntando a los vecinos si han visto algo raro, como si la sombra de Samuel todavía estuviera con nosotros. Como si en cualquier momento, todo pudiera volver a romperse.Y aunque me parte el alma verlo así, no sé cómo ayudarlo.Tal vez porque yo tamb
POV de ADRIANAHay días en que la casa parece un refugio.Y otros en que se siente como una jaula.Hoy es uno de esos días.Camino de un lado a otro en el pequeño salón, mientras el sonido del mar golpea suave contra las rocas. El cielo está nublado, y el viento sopla con esa melancolía que parece arrastrar los pensamientos más oscuros.Me detengo frente a la ventana.Diego está afuera, arreglando algo en el jardín, aunque no hay nada que realmente necesite arreglo. Lo hace para mantenerse ocupado, para no pensar.Yo hago lo mismo, pero dentro de casa.A veces me pregunto cuánto tiempo más podremos sostenernos así.—¿Adriana? —su voz me sobresalta.Me doy la vuelta, encontrándolo en la puerta, con las manos sucias de tierra y esa expresión cansada que últimamente nunca lo abandona.—¿Qué pasa? —pregunto, esforzándome en sonreír.Él se seca las manos en sus jeans y da un paso hacia mí.—¿Podemos hablar?Mi corazón se acelera sin razón lógica.Asiento, cruzando los brazos sobre el pecho
POV de ADRIANALa carretera se estiraba frente a nosotros como una cinta interminable de asfalto.Era curioso cómo algo tan simple podía parecer tan intimidante.No sabía si era el cansancio acumulado, la incertidumbre de no saber a dónde íbamos exactamente, o simplemente el peso de todo lo que habíamos dejado atrás, pero el silencio entre Diego y yo se sentía diferente esta vez.No incómodo.Sino denso.Como si cada uno estuviera perdido en sus propios pensamientos, pero de alguna forma sosteniéndonos el uno al otro, sin necesidad de palabras.Afuera, el paisaje cambiaba lentamente. Casas dispersas, campos amarillos por el sol, pequeños pueblos que parecían suspendidos en el tiempo.Todo era tan distinto a lo que conocíamos.Y, sin embargo, era exactamente lo que habíamos buscado.Una nueva página.Una oportunidad.Un salto al vacío.—¿Te duele la espalda? —preguntó Diego de repente, su voz suave, casi rompiendo el encanto del silencio.Me giré hacia él, sonriendo apenas.—Un poco. P
POV de DIEGOEl viento golpeaba fuerte contra la ventanilla del auto mientras avanzábamos por la vieja carretera costera.El cielo se veía encapotado, anunciando una tormenta, pero de alguna forma, eso no me preocupaba tanto como el torbellino de pensamientos que llevaba dentro de mí.Adriana iba sentada a mi lado, con las piernas cruzadas sobre el asiento y su mirada perdida en el horizonte.No hablábamos.Pero no era un silencio incómodo.Era un silencio lleno de promesas no dichas.De decisiones que colgaban en el aire, esperando ser pronunciadas.Respiré hondo, ajustando mis manos al volante.Debía decirle.Debía hacerlo antes de que fuera demasiado tarde.—Adriana —rompí el silencio, mi voz un poco más áspera de lo que pretendía.Ella giró su rostro hacia mí, parpadeando como si la sacaran de un sueño profundo.—¿Sí?Apreté los dientes unos segundos, buscando las palabras.¿Cómo decirlo?¿Cómo confesarle que había encontrado algo más en el pueblo?Algo que podía cambiarlo todo.—