POV de DIEGO
Las cosas habían empezado a tomar forma. Poco a poco, Madrid dejaba de sentirse como un campo de batalla constante y comenzaba a parecerse a algo cercano a un hogar. Mi trabajo en la pequeña editorial no era perfecto, pero me daba estructura, un sentido de utilidad. Y Adriana... ella brillaba. No de la forma ruidosa que muchos esperan, sino como una vela encendida en una habitación silenciosa. Constante. Serena. Vital.
Pero incluso en los días tranquilos, mi corazón seguía habitado por una inquietud persistente. Porque sabía que la calma es frágil. Que bastaba un susurro del pasado para agrietarla.
Ese susurro llegó en forma de mensaje.
"Diego, estoy en Madrid. Tenemos que hablar. Por favor."
Claudia.
No había visto ese nombre en meses. Años, si soy honesto conmigo mismo. Había bloqueado su contacto, pero ella encontró otra forma. Siempre lo hacía. Claudia no era el tipo de persona que aceptaba un no como respuesta.
Me quedé mirando la pantalla, sintiendo un peso conocido