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Índice
202 chapters
CAPÍTULO 1. Más de una forma de romper un corazón
UN BEBÉ PARA NAVIDAD/Day Torres
ENERO SEATTLE —¡¿Cómo fuiste capaz de hacer esto?! —El rugido furioso de Zack Keller detuvo a su novia en la misma puerta de la casa apenas la vio llegar. Giselle vio una hoja en su mano y ni siquiera sabía de qué estaba hablando, pero jamás lo había visto tan alterado como en ese momento. —No sé de qué hablas... —¡Claro que lo sabes! ¡Abortaste a mi hijo! ¡Lo perdiste, a propósito! —la acusó él con rabia—. ¡¿Al menos tenías la maldit@ intención de decirme algo?! La mujer frente a él se puso pálida. —¿Cómo... cómo sabes...? Zack lanzó aquel papel en su dirección y la miró con decepción. —¿Olvidas que estás en el seguro médico de mi empresa? —escupió él acercándose a ella—. Apenas salió tu apellido en los registros de pago me avisaron. ¡Imagínate mi alegría cuando supe que el seguro había pagado por una prueba de embarazo y luego por una ecografía! Giselle se alejó de él con la cara roja por la vergüenza, pero Zack no era de los que daban tregua. A sus treinta y dos años, mult
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CAPÍTULO 2. Algo está muy mal...
UN BEBÉ PARA NAVIDAD/Day Torres
NOVIEMBRE.VANCOUVER—¡Andrea! ¡A mi oficina! ¡Ahora!El grito de su jefe, un gerente medio en la compañía SportUnike, la hizo saltar en su asiento, angustiada, porque sabía que estaba de muy mal humor ese día.—¿Esta es una maldit@ broma? —gruñó lanzándole una carpeta de documentos a la cara—. ¡Te dije claramente que necesitaba los reportes de presupuesto de la división de deportes acuáticos ¡del mes pasado!Andrea abrió mucho los ojos.—Pero... señor Trembley... estoy segura de que usted me dijo que quería los de este mes...—¡No me discutas, inútil! —le espetó el jefe. A sus cincuenta años Peter Trembley era tan desagradable como su inflada panza, pero Andrea tenía que soportarlo porque a duras penas había logrado conseguir trabajo como su asistente y de eso dependían ella y su hija para vivir—. ¿No te das cuenta de lo que está pasando? ¡SportUnike ha desaparecido! ¡Un suizo hijo de puta la compró y ahora solo seremos una sucursal de su compañía! ¿Sabes lo que eso significa?Andrea
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CAPÍTULO 3. Una posible aliada
UN BEBÉ PARA NAVIDAD/Day Torres
Pero si Zack creía que algo en aquella empresa iba mal, su instinto se disparó cuando bajó al estacionamiento y vio a la mujer apoyada en una de las paredes. Intentaba cambiarse los zapatos de tacón por unos tenis bajos, pero las manos le temblaban.Estuvo tentado a ir a hablarle, pero algo en él todavía se resistía a dejarse llevar por los problemas ajenos. Tenía una nueva empresa que dirigir, si quería que Andrea se sintiera mejor solo tenía que arreglar su empresa, no la vida personal de la mujer.Finalmente la vio ajustarse el abrigo y salir al frío de la calle.La miró desde lejos y vio que no tomaba un taxi ni un autobús, así que probablemente viviría cerca. No tenía idea de lo equivocado que estaba, porque Andrea no vivía ni remotamente cerca, simplemente no podía darse el lujo de pagar ningún tipo de transporte.Durante cuarenta minutos la muchacha caminó en medio del frío de un invierno canadiense, y para cuando por fin llegó a su edificio ya casi estaba oscureciendo.—Buenas
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CAPÍTULO 4. ¡Aquello era la guerra!
UN BEBÉ PARA NAVIDAD/Day Torres
El rostro de Trembley enrojeció visiblemente y la dureza de sus ojos se mantuvo.—¿Esperando a Andrea? —gruñó—. ¿Te estás haciendo el gracioso o acabas de llegar y no sabes que las relaciones interpersonales están prohibidas en esta empresa?—Pues soy de lento aprendizaje pero tiendo a la imitación —replicó Zack con sorna—. Quizás me confundí cuando vi que usted se le está trepando como una iguana con falta de sol.El viejo apretó los dientes y soltó a Andrea con brusquedad antes de caminar hasta él.—No te atravieses en mi camino, niño, solo eres un recién aparecido y puedo...—¿Qué? ¿Despedirme? —lo interrumpió Zack con voz gélida—. Bueno... puede intentarlo, pero verá que mi trabajo aquí no depende de usted. Pertenezco al equipo del sueño de esta compañía y solo él puede despedirme. Estoy seguro de que no vería con buenos ojos que el gerente de turno intentara despedirme sin causa justificada.Trembley apretó los puños y lo miró con una expresión malvada y desafiante.—Pues quizás
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CAPÍTULO 5. Decisiones difíciles
UN BEBÉ PARA NAVIDAD/Day Torres
Furioso... no, pero sí frustrado y mucho. No podía entender que ella fuera tan sumisa con un tipo que era un impresentable. Ya sabía que era el jefe, ¡pero que Dios le mandara un rayo directamente a la cabeza si algún día él llegaba a comportarse así con alguno de sus empleados!Andrea no solo trataba de hacer lo mejor que podía, sino que lo hacía bien. Había que ser ciego para no ver que el idiota de Trembley solo la minimizaba de aquella forma para tenerla controlada. Y Zack no sabía por qué se enfadaba con ella por permitírselo, pero le molestaba que fuera tan dócil con su jefe.Apenas vio que estaba un poco menos vigilada, la siguió al cuarto de copias y cerró la puerta tras él.—Oye, ¿tú naciste con un problema en la cervical? —le preguntó deteniéndola y Andrea lo miró confundida.—¿Disculpa? —murmuró ella sin entender.—Es que tu cabeza solo se mueve adelante y atrás para decir sí, ¡no te he visto moverla a los lados ni una sola vez para decir que no! —siseó Zack y la muchacha a
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CAPÍTULO 6. Un ultimátum
UN BEBÉ PARA NAVIDAD/Day Torres
Decir que Andrea había trabajado duramente para prepararse y conseguir un ascenso como aprendiz de representante, era poco. Trembley estaba más que molesto de verla con Zack tanto tiempo, pero su primer intento por despedirlo también había sido el último. —¡Pero está intimando con una de sus colegas! ¡Eso no está permitido en esta empresa! —le vociferó al responsable de Recursos Humanos. —Pues ya envié su carta de despido al corporativo y me la enviaron de regreso con un letrero de DENEGADO —le dijo el hombre—. No lo puede despedir. Trembley salió de allí más que furioso, porque en cuatro meses Andrea solo había escapado de él, pero ahora parecía que tenía quien la ayudara a hacerlo. Y el idiota aquel parecía intocable. Andrea, por su parte, seguía esquivándolo tanto como podía y aunque Trembley no le daba tregua con el trabajo, aprovechaba cada segundo para estudiar los materiales que Zack le entregaba. Había dejado todo lo demás en segundo plano para estudiar. Apenas Adriana s
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CAPÍTULO 7. ¿¡No puedes o no quieres!?
UN BEBÉ PARA NAVIDAD/Day Torres
Andrea se abrazó el cuerpo, intentando espantar el frío mientras lloraba al verse contra la espada y la pared. Su corazón latía aceleradamente, su mente estaba confundida en muchas cosas menos en la principal: no podía perder a su hija.Miró a Adriana, dormida en su bambineto en aquel colchón y sollozó desesperada al darse cuenta de que no había otra salida. Podía denunciar a Trembley por acoso, pero en lo que el proceso se concretara ella ya estaría despedida y sin un céntimo. Además de que aquello figuraría en su expediente laboral, y le costaría mucho encontrar un nuevo trabajo donde no le tuvieran miedo a una demanda.Con mano temblorosa tocó de nuevo a la puerta de su vecina.—Señora Wilson... sé que esto es demasiado pedir, pero tengo una emergencia en el trabajo. Por favor ¿podría cuidar de Adriana unas horas más?La señora Wilson se dio cuenta de que algo estaba pasando, así que con gusto se quedó con la bebé.—Lamento que estés pasando por un mal momento, Andrea. Ni tú ni est
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CAPÍTULO 8. La buena obra del día
UN BEBÉ PARA NAVIDAD/Day Torres
Si la tierra se hubiera abierto a sus pies y hubiera tenido la delicadeza de tragárselo, Zack probablemente se habría sentido mejor. Jamás había visto tanta carencia junta y lo único que podía pensar era que al ritmo al que trabajaba aquella mujer y el esfuerzo que le ponía, aquella falta de... todo, no podía ser su culpa.Miró alrededor y sintió que se le hacía un nudo en el estómago. Ni siquiera tenía una cama, así que no tenía que preguntar por lo demás. Ahora entendía por qué caminaba cuarenta minutos del trabajo a la casa, porque seguramente no tenía para pagar el autobús.No había nada en aquel espacio que no fuera absolutamente indispensable para la vida, y el único juguete era un pequeño peluche de animalito de esos que daban en el hospital.—¿Por qué no me lo dijiste? —murmuró Zack con aquella voz ronca medio ahogada.—¿Decirte qué? —murmuró Andrea acunando a su bebé.—¡Que estabas en una situación difícil! —replicó Zack.—Porque no era asunto tuyo. Uno no puede ir por ahí ca
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CAPÍTULO 9. El nuevo dueño
UN BEBÉ PARA NAVIDAD/Day Torres
Andrea no era capaz de explicar la sensación de vértigo que la había invadido al estar frente a frente con Zack, y más al escucharlo decir que era el dueño de la empresa. La costumbre era una cosa muy dura, porque su primer pensamiento fue:"¡Dios, le eché veinte cafés encima al dueño de la empresa! ¡Me va a despedir!"...Pero luego él le sonrió. Le sonrió, pasó a su lado y se dirigió a todos los empleados en aquel piso. El asombro era generalizado, pero el más impactado de todos era Peter Trembley, que no solo estaba sorprendido sino también rojo de la rabia, porque el dueño de la empresa se le había colado de empleado encubierto y él ni siquiera se había dado cuenta. Y por último aquellas palabras: "Peter Trembley... estás despedido", resonaron en la estancia como la sentencia de un juez.Trembley abrió los ojos y su pecho se hinchó como si estuviera a punto de explotar.—¡No puedes despedirme! ¡Yo soy el gerente de esta empresa!—¿Quieres decirlo de nuevo, esta vez más alto a ver s
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CAPÍTULO 10. Un bebé para la Navidad
UN BEBÉ PARA NAVIDAD/Day Torres
A Zack se le hizo un nudo en la garganta al escuchar la voz de su madre, estaba llorosa y alterada y enseguida supo que era porque algo malo había suedido.—¿Qué le pasó a mi papá? —preguntó mientras se sentaba o de lo contrario le fallarías las piernas.—Tu papá tuvo otra crisis del corazón, hijo —dijo su madre con voz temblorosa—. Tuvimos que traerlo de urgencia al hospital...—¿Y cómo está?—Pues... estable por el momento, pero el médico decidió ponerlo en la lista para trasplantes.Zack se quedó mudo del impacto. No era que no lo esperaran ya, su padre había estado enfermo del corazón durante mucho tiempo, pero aún era un hombre joven que apenas llegaba a los sesenta años.—Voy para allá... —dijo levantándose de inmediato.—No —lo detuvo su madre—. Vamos a estar aquí algunos días y luego lo llevaremos a la cabaña de los Alpes. Quiere estar ahí para Navidad, ya sabes que es nuestra tradición. Solo te pido que vengas. Ven y trae a tu familia para que tu padre la conozca de una vez,
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