¡No quiero ser madrastra!
Mi novio es el mejor cazador de la manada Luna Plena.
Tres años atrás, antes de irse a esa misión secreta de Nivel S, me dijo:
—Cuando regrese, haremos la ceremonia de marcado.
Me aferré con devoción a esa promesa mil días y mil noches… hasta que, hace diez días, por fin, volvió.
Sin embargo, mientras preparaba la ceremonia, escuché por casualidad su conversación con su compañero.
—¿Va a marcar a Elena? Entonces, ¿qué será de Dolores y Esteban? El niño tiene más de dos años y es su copia exacta —dijo el hombre, antes de añadir—: Si Elena descubre que durante todos estos años usted fingió una misión secreta para ver nacer a Esteban y criarlo…
—Ella jamás debe saberlo. —Octavio lanzó una mirada decidida a su subalterno—. —Que Dolores controle su lengua y al niño. Mi única compañera de alma será Elena.
¿Dolores? ¿Niño?
Mientras yo rezaba día y noche por su vida, él estaba criando un hijo con otra…
Furiosa, apreté los puños hasta clavarme las uñas en las palmas y, al encerrarme en mi cuarto, llamé a mi padre:
—Papá… quiero volver a casa.