Ardiendo en ti. Capítulo 16: Dos árboles iguales
Mis labios atacan los suyos con la fiereza de la necesidad y el descubrimiento a este sentimiento, lo que nunca había sentido con otra mujer, ella me lo está dando y estoy dudando de aguantar mucho más.
Sus manos exploran mi cuerpo y un gemido se le escapa cuando una de las mías toma uno de sus senos, mi boca viaja por su mandíbula fina, su cuello y llega a ese botón duro y tierno a la vez. Mi lengua lo rodea con delicadeza, mientras paso mi miembro a punto de explotar por encima de la tela suave de su pijama.
Ella se retuerce, aferrándose a mi cabello y gimiendo sin importar nada.
—Ah… — dice sin coherencia.
Mientras yo me deleito en el dulce sabor de su piel, con las ganas de fundirme en ella de una vez. Paso mi atención a su otro pezón y ella sisea un gemido que se me hace delicioso y profundo.
Bajo por su cuerpo, lamiendo y mordiendo, dándole la atención que nunca un cuerpo recibió de mí, porque ella es mía, única, irrepetible, una diosa. Meto mis dedos en el borde de su pantalón