Ardiendo en ti. Capítulo 30: Una boda con sorpresas
Las últimas semanas han sido una locura.
Agustín mandó al demonio la universidad, dijo que tenía tiempo suficiente en la vida para terminar una carrera, pero que ahora la prioridad era su hijo y su mujer.
«—Amor, Familia y Trabajo —sólo esas palabras bastaron para que tanto mis suegros como su tía se quedaran callados y se miraran entre sí, para luego terminar llorando silenciosamente—. Crecí con la importancia del legado de Massimo Cavalcanti y su lema. Mi abuelo creyó que primero debía buscar el amor, cuidar a la familia y por último el trabajo.
—Hijo… pensé que no escuchabas esas cosas.
—Que fuera un tiro al aire, no quiere decir que no los escuchara cuando hablaban del abuelo. Una vez te lo dije, viejo. Yo buscaba, de mala manera, pero buscaba eso, mi amor eterno que me hiciera el hombre más feliz… y ya lo encontré. Así ahora me toca ver por mi familia.»
Nadie cuestionó otra vez a Agustín, porque además comenzó a trabajar a tiempo completo en lo que era la expansión de Cavalcanti