- ¿Quién? ¿Por qué? -
-No lo sé, pero sospecho que tiene algo que ver con la salida de mi hermano de éste mundo...-
-Por dios- instintivamente llevé mi mano a mi vientre. Ahora no solo debía cuidarme a mí misma, sino también a nuestro hijo.
-Tranquila- se acercó mi amiga cuando notó mi gesto -Vamos a estar todos bien, ya verás. - y me abrazó con fuerza.
En silencio, en la oscuridad y solas, las dos abrazadas, lloramos de miedo.
De fondo, como si viniera de la planta baja, seguíamos escuchando disparos y gritos, pero no sabíamos qué pasaba. Eso era más desesperante aún.
En mi interior le rogué a Dios que nos ayudara, y nos pusiera a salvo a todos.
Pasaron unos minutos que parecieron una eternidad... Y nunca supe con exactitud cuántos. Pero poco a poco, el silencio se fue haciendo presente.