Alejandra
— Uy... yo solo decía, te hace falta un masaje con final feliz, estás muy tensa y...
Le lanzo una mirada mortífera a Jessenia, quién por milagro del cielo esta vez mantiene su boca cerrada, me pone los ojos en blanco y sale de la oficina, con la frente en alto dejando ver su indignación.
Ni siquiera sé que es lo que me pasa ahora, estoy molesta... confundida... ni siquiera sé como explicarlo, lo que pasó hace unas horas en el elevador fue... humillante.
Me costó mucho crear esta coraza de hierro, esta versión de mí misma, una Alejandra sin debilidades, una Alejandra imperturbable, una mujer con el control absoluto de todo, pero como rayos doy la impresión de tener el control si fallé en mantener el control de mi misma; no tengo idea de porque perdí los estribos de esa manera, tenía la sensación de que el aire era insuficiente, de un momento a otro regresé a ser esa Alejandra que se abrazaba a sí misma en el baño mientras sentía que las paredes se le cerraban a mi alrededor