Capítulo 38.
-Lo siento. -Dijo entre gemidos. - No puedo controlar eso.
-No te preocupes. - Murmuré mientras me acomodaba sobre su cintura.
-¿Qué haces? - Preguntó tensándose.
-Ayudándote. - Dije comenzando a quitarme mi abrigo. - Quizá piel con piel te pueda ayudar un poco más.
Él solo gimió.
Al menos tenía un sujetador bonito.
Me incliné para seguir con su cuello y lo sentí luchar debajo de mi.
-Quieto Alfa, no planeo hacerle daño. - Dije tratando de tranquilizarlo después de que me alejara un poco y viera un poco de miedo en su expresión en donde unos segundos antes había deseo. - No tenemos por qué seguir si no lo desea.
-No quiero hacerte daño. - Dijo cerrando los ojos. - Me... me gusta lo que estás haciendo.
-A mi también. - Murmuré en tono bajo.
-Lo sé. - Dijo con un gruñido torturado. - Lo huelo.
Eso me hizo sonrojar un poco, así que volví a inclinarme sobre su cuello. Era agradable el sentir su piel contra la mía.
En la celda mis guardias nunca se desnudaron, se limitaban a bajar sus panta