(Narración en tercera persona)
Jennifer, la madre de Caleb seguía allí de pie en el umbral de la puerta, no decía nada, pero su presencia era suficiente para minimizar a Allison, con esa imponencia y mirada fulminante que la hacía pedazos, parecía una figura tallada en acero y su opinión era terminante. Conocía perfectamente a este tipo de mujeres, había visto a cientos de jovencitas como ella: juventud arrogante, belleza medida y esa mirada que se posa con seguridad sobre lo que aún no le pertenece, que intentan romper matrimonios para asegurarse una vida cómoda y sin preocupaciones.
Sabía que Caleb, sin experiencia y guiado por los deseos de su carne, se había dejado llevar por una mujer así, no era capaz de ver las manipulaciones detrás del encanto, pero afortunadamente estaba ella allí para defender a su hijo y de ninguna manera permitiría que su hijo cometiera ese error.
Su mirada penetrante causó que Allison se encogiera ligeramente, intimidada por la pelinegra. Sin embargo, la