—¿El… arreglo inicial? —repitió Noelia, desconcertada.
—Casémonos —anunció Álvaro, sin emoción aparente, como si fuera la cosa más normal del mundo.
Noelia se quedó completamente atónita. Su plan consistía en que Álvaro, por lástima, dejara de expulsarla y, con el tiempo, ella pudiera consolidar su posición. Jamás imaginó…
—¿Casarnos? ¿De verdad estás dispuesto a casarte conmigo?
—Me salvaste la vida en la montaña nevada. Es la promesa que te hice. ¿No quieres?
—¡Sí, claro que quiero! —exclamó Noelia con entusiasmo. Se dispuso a tomarle la mano, pero él se apartó con frialdad.
Su mano quedó colgando en el aire, pero al recordar que tendría la boda con Álvaro, poco le importó ese desaire.
—Alvi, me portaré muy bien. Haré todo lo que digas y te amaré por siempre, ¡solo a ti!
—Ajá… —asintió Álvaro, incorporándose—. Recupérate. Avisaré a los mayores para empezar a planear la boda.
—¿Una boda? —Noelia sentía ganas de gritar de la emoción, pero se contuvo y fingió timidez—. ¿No es un poco in