Capítulo 448
Al terminar la última persona, solo quedaba Fernanda sin hacer su exhibición.

Sin embargo, se le notaba un gesto de desprecio en el rostro. Para ella, Gabriela debía estar siendo hipócrita o quizá no tenía el nivel para juzgar a nadie.

Justo cuando Fernanda estaba a punto de hacer su demostración, Gabriela sonrió y dijo:

—Ya está cerca la hora de la comida. Desayuné muy temprano y… ¡ya me muero de hambre! ¿Vamos a comer?

—¡Sí!

—¡Mariscos, allá vamos!

—¡Pienso comer hasta que Marcela llore viendo la cuenta!

El grupo recibió la idea con gritos de entusiasmo. Fernanda, que había adelantado medio paso para empezar a bailar, se detuvo sin decir nada y retiró el pie.

—¿Te animas, Fernanda? —preguntó Marcela.

Cruzada de brazos, la joven levantó su bolso y, sin dignarse a mirar al resto, contestó:

—No, gracias. Vayan ustedes.

Acto seguido, salió de la sala sin volver la vista atrás.

—Está molesta —comentó Marcela a Gabriela en voz baja.

—¿Y a nosotros qué nos importa? —replicó alguien del grup
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