En su mente, no consideraba que tuviera una relación lo suficientemente cercana con Hans como para que él le escribiera una canción.
Apenas habían tenido algunas interacciones, y en los momentos en que su relación era mala, ni siquiera se saludaban al cruzarse.
—¡Escucha! —Hans no pudo esperar más y reprodujo un archivo de audio en su teléfono.
La música comenzó a sonar, una melodía suave y envolvente, que daba la sensación de estar bañándose bajo el cálido sol de primavera.
La voz de Hans al cantar era diferente a la de cuando hablaba. Su tono se volvía profundo, cálido, narrando con ternura una historia de un encuentro inesperado y una pasión juvenil que lo quemaba por dentro.
Gabriela escuchó con atención.
Su primer pensamiento fue: «Es hermosa. Esta canción podría hacerse famosa.»
La versión inicial no era muy larga y pronto llegó a su fin.
Hans la miraba expectante, con sus ojos llenos de esperanza, como si fuera un perrito esperando una caricia de aprobación.
Gabriela aplaudió un