Mundo ficciónIniciar sesiónLuci reculó un paso mientras me miraba aterrada; su rostro era un cuadro de miedo y desesperación. Se llevó una mano al pecho, tratando de controlar su respiración, pero su temblor delataba el terror que sentía. Luego vino a mi lado y me abrazó, comprendiendo mi terror.
—No puedo escapar, Luci —sollocé en sus brazos—. Firmé un contrato con él por tres años. Ya no hay nada que pueda hacer, solo cumplir. Intenté articular algo, cualquier cosa, pero mi garganta estaba seca. Me sentí acorralada, incluso mucho más de lo que había sentido aquella noche de la boda. Respiré hondo, tratando de ordenarme, pero en ese instante de silencio escuchamos la voz de mamá. —¡Luci, Luci! —escuchamos a mamá llamarla. —Ve, a ver qué quiere. Yo me las arreglo sola —dije, ante su mirada&m






