Mundo ficciónIniciar sesiónSu aceptación me aliviaba, aunque todavía no podía ignorar la punzada de culpa que traían mis engaños. Si tan solo Alessandro no hubiera impuesto este caos en mi vida.
—Deja que termine lo que está haciendo; está tan feliz de regresar a la escuela que no quiero quitarle la alegría —le contesté con una sonrisa—. Aunque no sé si va a poder seguir en esa escuela, mamá, me gustaría pagarle una mejor. ¿A dónde fue? —La vinieron a buscar unos amigos, creo que para un trabajo de la escuela. No debe estar lejos; de seguro están en la cafetería de enfrente —señaló hacia la esquina—. Ya sabes, es de eso del internet; ella es muy buena, será porque se la pasa aquí en la casa metida en la computadora. Asentí distraída y me dirigí hacia la ventana que daba a la calle






