52. ENFRENTANDO LA REALIDAD
La ferocidad en sus palabras me envuelve como un manto pesado. Una parte de mí quiere preguntar más, quiere entender hasta dónde llegaría realmente para vengarse, pero la otra sabe que quizás no quiero escuchar la respuesta.
—No tiene que hacerlo... —susurro al fin, temiendo que desate una carnicería; no se me olvida lo que leí de él en internet.
—¿No tengo que hacerlo, Lilian? —pregunta, con una mueca que no es del todo una sonrisa—. A ti casi te matan frente a mis propios ojos. ¿Y tú crees que no tengo que hacerlo?
El aire me falta por un momento. El dolor de mis heridas se siente más. Quiero insistir, convencerlo de que lo deje pasar, pero me interrumpe antes de que pueda siquiera intentarlo.
—Ellos no solo te dispararon, Lilian. Me atacaron a mí —se detiene con una mirada gélida—. Y Alessandro Minetti... nunca perdona una ofensa como esta.
El peso de su frase me golpea, aterrorizándome. Me doy cuenta de que esto no se trata solo de mí; nunca lo fue. Este mundo en el q