Mundo ficciónIniciar sesiónLILIAN:
Hizo un gesto incómodo, como si intentara suavizar sus palabras. Pero fue inútil; su comentario cayó con la fuerza de un golpe directo. Era exactamente lo mismo que mis amigos me habían dicho tantas veces, aunque siempre me esforzaba por justificarlo, por creer que no era verdad.
Sentí cómo la sangre me subía al rostro. Cerré la carpeta de las historias clínicas con un golpe seco y levanté la vista hacia la enfermera. —¿Por qué dices eso? Somos novios, solo a veces discutimos —respondí, evasivamente, mientras trataba de mantener la calma. —Doctora, si mi prometido me hace la mitad de lo que él le hizo aquel día, lo mato como a un perro a golpes y jamás lo dejo volver a acercarse a mí —sentenció con una firmeza que me paralizó—. Él la humilló delante de






