Mundo ficciónIniciar sesiónALESSANDRO MINETTI:
Me crucé de brazos mientras paseaba la mirada por el despacho, buscando alguna forma de aliviar esta sensación de impotencia y frustración que me carcomía.
—Pero me gusta, Rufo —admití, reconociendo a regañadientes que sus palabras habían golpeado con fuerza. Luego lo miré fijamente, dejando salir una confesión que había guardado hasta ahora—. Desde que Celia murió, no había vuelto a gustarme otra mujer como ella. Rufo me sostuvo la mirada con una seriedad pétrea, casi inquisitiva. Su postura recta y sus ojos oscuros parecían atravesarme. Entonces lanzó la pregunta que sabía estaba por venir, una que revolvería aún más mi caos interno. —¿Entonces estás enamorado de ella o solo te atrae y quieres llevártela a la cama? Fruncí el






