10. MI MEJOR AMIGO
Mamá y Luci siguen hablando emocionadas, pero yo apenas puedo concentrarme pensando en la reunión con el señor Minetti. Mi pobre hermana está tan feliz que no para de decírselo a todo el mundo; incluso ahora ha salido corriendo a su habitación, hablando por teléfono. La miro sonriente y, aunque feliz por ella, mis problemas vuelven a mi memoria y suelto un suspiro.
—Lili, ¿qué tienes? —pregunta mamá, preocupada—. Te he dicho que no tienes que matarte en esa emergencia. No sé por qué te tienen todo el tiempo en urgencias. Solo te falta este año para terminar.
—Eso le pasa a todos los residentes, mamá —respondo, intentando evitar que sepa la verdad: lo hago porque el dinero no alcanza. Aunque ella cree que todo lo cubre con la lavandería, no es así; el tratamiento de Luci es carísimo. Por eso siento un tremendo alivio al saber que, al menos por ahora, será gratuito. Podré descansar un poco—. Ya verás que el año que viene estaré mejor. Pero para tu tranquilidad, he pedido libre todo