9. EL DILEMA DE LILIAN
Sacudo la cabeza, intentando olvidar los diez millones. Estoy a nada de echarme a llorar al saber que, al fin, algo hará que mi pobre hermana no sufra tanto. No puedo contenerme y le estrecho la mano al director efusivamente, mientras siento cómo no deja de observarme lleno de curiosidad. Luego, me indica que siga a la enfermera y agrega que nos verá la próxima semana, ya que Luci deberá venir semanalmente a consulta.
—Este es mi número personal. Cualquier cosa diferente que presente Lucila, deberá llamarme y hacérmelo saber de inmediato —me indica con seriedad.
—Muchas gracias, director, muchas gracias —es lo único que logro decir, ya que el nudo en mi garganta apenas me deja hablar.
—Tome, aquí está explicado todo lo que debe hacer —me entrega una página que tomo con manos temblorosas—. También pasen por la farmacia del hospital a recoger las medicinas del nuevo tratamiento.
—¿Por la farmacia del hospital? ¿No debo comprarlas? —pregunto sorprendida. Aunque siento que algo n