—¿Cuidarás bien de mi mami?
Aunque Noa era joven y no sabía mucho sobre el mundo de los adultos, no pudo evitar sentirse en conflicto por este giro de los acontecimientos. No se sentía demasiado cómodo entregándola así.
—Por supuesto. ¡Cuidaré bien de ella! No me aprovecharé del estado en el que se encuentra para hacerle algo. Confía en mí—, aseguró Max con determinación.
—De acuerdo entonces.
Después de despedir a Noa, Max regresó a la habitación de Olivia. Al abrir la puerta y entrar, no pudo evitar entrecerrar los ojos ante la vista que lo recibió.
En algún momento, ella había tirado al suelo el abrigo que él le había puesto sobre los hombros antes. También había desabrochado el vestido completamente empapado que llevaba, exponiendo su piel suave y clara debajo. Junto con el suave resplandor naranja que iluminaba la habitación, toda la escena se volvió erótica.
—Es tan incómodo…— gimió Olivia en su estupor ebrio mientras luchaba por salirse del vestido empapado, que estaba pegado c