Capítulo: “Cuando la mentira tropieza”
Valerie Nobile subió al estrado con el mentón alto.
Demasiado alto para alguien que ya había perdido.
Caminó como siempre había caminado: perfecta, firme, con ese andar frío de mujer que cree que el mundo se inclina ante su perfume caro y su apellido falso. Levantó la mirada hacia el juez sin parpadear, creyendo que la sonrisa justa, la voz impostada y el cuerpo tenso pero elegante aún podían salvarla.
No sabía…
que ese era el último escenario donde su máscara iba a resistir.
El secretario le tomó juramento.
Ella alzó la mano derecha y juró decir la verdad.
Valerie Nobile…
iba a mentir frente a un hombre que jamás dejaría pasar una mentira.
Julián se levantó con calma de bisturí. Con su acento español, le habló sin levantar la voz. No la atacó. No la empujó. La dejó acomodarse en su mentira.
Y después preguntó:
—Señora Nobile —dijo—, ¿podría indicar al tribunal qué día exacto tomó conocimiento del contrato firmado entre Victoria Montal