Capítulo 18— Aliados en la sombra
El regreso del viaje había dejado huellas silenciosas en Victoria. No hablaba de ello, pero a veces, cuando Samuel se le cruzaba por el pasillo del hotel con esa calma imposible, recordaba la tormenta, la habitación compartida, las confesiones a media voz. Y, sin querer admitirlo, lo miraba distinto.
Samuel, por su parte, no perdió tiempo. Apenas volvió, comenzó a trabajar en silencio en algo que no estaba en ninguna cláusula: conseguir aliados para que el Hotel Montaldo no se hundiera.
Lo primero fue abrir las viejas carpetas de huéspedes. En la oficina de reservas, se pasó horas revisando la base de datos desde la inauguración del hotel. Nombre por nombre, estadía por estadía, hasta armar un listado exhaustivo de cada cliente que alguna vez había pasado por allí. Cuando lo tuvo, diseñó una campaña poco ortodoxa: mensajes de W******p, correos personalizados, incluso hizo llamadas.
El texto era simple, pero eficaz:
“Vuelva a disfrutar del Hotel Mo